Masticar y morder: ¡el bebé descubre un nuevo universo de sabores!
Desde su nacimiento, mi bebé se ha alimentado exclusivamente con leche. Al diversificar su alimentación le revelo nuevos sabores y texturas ¡Una auténtica revolución!
En la evolución del bebé, todos los avances están relacionados entre sí. Al cabo de unos meses, su boquita ya es capaz de aceptar alimentos distintos a la leche. Tu pequeño glotón está preparado para descubrir no solo nuevas texturas sino también sabores hasta ahora insospechados. ¡Una experiencia cuanto menos desconcertante que transformará sus primeras referencias!
Masticar: una etapa imprescindible en el desarrollo del bebé
Mientras que succionar era un acto reflejo, masticar requiere un aprendizaje que se inicia hacia los cuatro meses y se perfecciona hasta el año de vida. Por eso es imposible que los lactantes ingieran otra cosa que no sea leche durante su primer trimestre de vida. Su pequeña lengua repele instintivamente cualquier alimento sólido. Hacia los cuatro o cinco meses, al niño se le abre un nuevo mundo. Cada avance entrañará otro nuevo, ¡como un juego de muñecas rusas! Primero el niño descubrirá que puede chupar, mordisquear y guardarse un trozo de comida en la boca, sensaciones nuevas que suelen adorar. Dos meses más tarde, su evolución psicomotriz y la aparición de los incisivos le permitirán masticar. Gracias a esa nueva capacidad, refuerza los músculos de mejillas, labios y faringe. El bebé descubre asombrado que puede destruir alimentos con la boca.
Su "yo gustativo" inicia su construcción
Pronto estará en condiciones de comer pequeños trozos de comida. Mientras el bebé perfecciona el masticado, sus mandíbulas se estiran y se modelan. Y como las buenas noticias no vienen solas, mientras aprende a masticar tu pequeño conseguirá sujetar la cuchara y la taza sin ayuda. Te toca guiarle en sus primeros pasos hacia la independencia alimentaria.
Qué hacer entre los seis y los doce meses: estimularlo, sin forzarlo
El bebé por fin está listo para explorar nuevos horizontes gustativos. Dividido entre su curiosidad y el temor a lo nuevo, tu bebé se iniciará de forma tímida en el mundo culinario. He aquí tu hoja de ruta: respetar cada etapa y no forzarlo jamás.
A los seis meses ofrécele texturas trituradas y lisas, parecidas a las de la leche. Se trata de conseguir una transición suave.
Entre los siete y ocho meses empezamos a pasar los alimentos por el prensapapa, que da mayor textura a los purés de frutas y verduras.
A partir de los nueve meses pasamos a cosas serias como, por ejemplo, sopas de letras, pequeños dados de papa sancochada, arroz, frutas y verduras bien cocidas. Continúa triturando la carne y el pescado, ya que su textura más fibrosa sigue siendo difícil de masticar.
A partir de los doce meses, ¡a jugar! El plato se compone de pequeños trozos de consistencia más o menos espesa y crujiente. Aplasta los alimentos con el tenedor, ofrécele rodajas de zanahoria cocida, dados de beterraga o de tomate pelados. Pero, ojo, tu niño aún no puede comer como adulto. Controla los alimentos que proporcionan proteínas (carnes y pescados solo entre tres y ocho cucharaditas al día) y da preferencia a los productos lácteos y a los cereales.
¿Qué papel tiene el bebé en todo esto?
Aunque lo hagas todo bien, tu bebé querrá aportar también su granito de arena. Aquí tienes algunos consejos para ayudar a tu futuro gourmet a diferenciar las texturas:
Dale una parte de la comida triturada y la otra pasada por el prensapapa, según la edad.
Deja que el niño toque los alimentos con las manos, literalmente. Así desarrollará todos los sentidos.
Si al bebé no le gusta una textura, espera unos días y repite la experiencia con otro alimento de la misma textura.
Si el bebé se niega a probar un nuevo alimento, no lo fuerces a comérselo. La diversificación alimentaria es un proceso laborioso, no tengas prisa. No conviertas las comidas en un chantaje afectivo, evita los "come para contentar a mamá", ni en una relación de fuerza. ¡Puede que el bebé necesite tiempo para acostumbrarse a todas las novedades!
Importante:
No tardes mucho en utilizar el prensapapa. Si le das la comida triturada durante demasiado tiempo, al niño le costará aceptar después texturas más resistentes.
Cuando le des trocitos de comida, comprueba que no estén duros ni que sean demasiado grandes. ¡El camino está lleno de obstáculos!
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