¿Tener un peluche preferido es bueno para mi bebé?
Mi bebé no puede dormirse sin abrazar su peluche preferido. Lo lleva a todas partes. ¿Hasta cuándo lo va a necesitar?
Cualquiera que sea su nombre (Osito, Cuacuá, Lulú...), el peluche preferido tiene una gran importancia para el niño. Cuando lo pierde o hay que lavarlo es un drama. ¿Qué pensar y cómo abordar esta historia de amor a veces un tanto complicada?
¿Es el peluche preferido un compañero imprescindible?
El peluche preferido desempeña un papel importante. Si bien hasta hace veinte años no se le prestaba atención, en la actualidad se reconoce la importancia afectiva de esos amiguitos, cuyo olor y tacto tranquilizan al bebé.
El peluche preferido irrumpe por lo general en la vida de un bebé entre los cinco meses y el año. Entre todos sus peluches, elige uno, y no necesariamente el más bonito. El bebé tiene sus propios criterios: su peluche preferido debe ser suave, agradable al tacto y al mordisqueo, y tiene que oler a mamá y a su universo familiar. Es inútil, pues, querer influir para que elija el más lindo.
El peluche preferido tiene un papel fundamental para el bebé. Su función es hacer la transición entre su burbuja familiar y el mundo exterior, entre lo real y lo imaginario, entre la presencia y la ausencia. Por eso se denomina "objeto transicional", término acuñado por Donald Winnicott, pediatra y psicoanalista británico. El peluche preferido te sustituye cuando no estás. Permite, así, que el bebé se tranquilice cuando va a la guardería o está con la niñera.
¿Tu pequeño no tiene peluche preferido? Eso significa que no lo necesita. Sin duda ha encontrado otra forma de calmarse: chuparse el dedito, una cancioncita, etc.
Trucos de padres
El bebé lleva su peluche preferido a todas partes. Y cuando lo olvida, es un drama. Para evitarlo, puedes tener la precaución de comprar dos peluches iguales... ¡pero desgraciadamente eso no siempre basta! A continuación te damos algunos trucos para hacer frente a situaciones delicadas:
- ¿Has perdido a Mimi mientras estaban de compras? Es el momento de sacar a su doble, aunque debes tener cuidado porque los niños no son tontos.
- Salen de casa durante todo el día pero olvidaron llevar al osito. ¿Quién dijo miedo? Para compensar, bastará con duplicar las caricias y los besos. Se supone que el peluche preferido te sustituye a ti. Por lo tanto, esta vez tú puedes ocupar su lugar.
- ¿Hay que lavar a Tito? Hazlo cuando el bebé no lo necesite y no te olvides de meterlo en la secadora para acelerar el proceso. Si es necesario, saca a su doble mientras tanto. Otro truco: lava también con regularidad a su doble para que los dos tengan el mismo olor y el mismo desgaste.
- Quico ya está destrozado, pero resulta imposible tirarlo... Explícale, por ejemplo, que Quico va a pasar un día con la abuelita para recuperarse y llévalo a arreglar.
¿El niño no consigue apartarse de Yoyo? De nada sirve obligarlo, solo él decidirá el momento oportuno para dejar su peluche preferido. Por lo general, se produce entre los tres y los seis años. Si tiene más de seis años y aún sigue aferrado a su peluche, hazle entender que ya es mayor, que puede guardarlo en la habitación pero que ya ha pasado el momento de ir con él a todas partes.
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