
El bebé regurgita: ¿es grave?
La regurgitación y el reflujo son preocupaciones comunes entre los padres de recién nacidos. Aprende a cuidar a tu pequeño y a mejorar su bienestar.
En la gran mayoría de los casos, estas regurgitaciones son benignas. Así que no te preocupes. Ármate de paciencia y espera a que tu bebé empiece a comer sólidos y a mantenerse erguido para que todo vuelva a la normalidad.
A continuación, exploraremos cómo distinguir entre regurgitación y reflujo, y qué medidas puedes tomar para aliviar la incomodidad de tu pequeño.
Cómo distinguir entre regurgitación y reflujo
La regurgitación se caracteriza por el rechazo indoloro de la leche después de una toma, lo que se traduce en una subida del contenido gástrico hacia el esófago, sin consecuencias para el crecimiento del bebé.
Esto puede ocurrir si el bebé ha comido demasiado o si su aparato digestivo es inmaduro, ya que la válvula situada a la entrada del estómago todavía no funciona de manera óptima.
Por otro lado, si tu pequeño vomita la leche a chorro en cualquier momento del día o de la noche, se trata de un reflujo gastroesofágico. Este problema puede estar ligado a una inflamación de la mucosa, a la acidez del estómago o a una posible alergia a las proteínas de la leche de vaca.
A diferencia de la regurgitación, el reflujo causa dolor al bebé, lo que puede generar angustia en los padres. En estos casos, es fundamental consultar rápidamente a tu médico o pediatra.
Qué hacer en la práctica
Si el bebé regurgita con frecuencia, hay varias medidas que puedes considerar:
- Consulta con el pediatra: Es importante tener una evaluación profesional para descartar problemas más serios.
- Ajusta la alimentación: Si tu bebé es un pequeño glotón, reduce la cantidad de leche materna en cada toma y añade una toma adicional durante el día. Recuerda que la leche materna no es la causa de su malestar.
- Ayuda a tu bebé a eructar: Después de cada toma, asegúrate de que tu bebé eructe. Puedes acostarlo con la cabeza ligeramente elevada, colocando una toalla doblada bajo el colchón.
- Mantén una posición adecuada: No alimentes al bebé acostado; es mejor hacerlo en una posición vertical y mantenerlo así por un tiempo después de la alimentación.
- Evita la presión en el abdomen: Asegúrate de que el pañal no esté demasiado apretado, ya que esto puede comprimir el abdomen del bebé.
Cómo aliviar el reflujo del bebé
Aquí hay algunas estrategias adicionales para ayudar a aliviar el reflujo:
- Revisa tu técnica de lactancia: Asegúrate de que el bebé esté succionando correctamente. Tu médico puede ayudarte con esto.
- Sostén al bebé en posición vertical: Cuando le des el biberón, mantén a tu bebé en una posición casi vertical.
- Haz pausas para eructar: Intenta tener más descansos en cada toma para permitir que el bebé eructe.
- Consulta sobre probióticos: Habla con tu médico acerca de los probióticos, como L. reuteri, que pueden ayudar a equilibrar las bacterias en los intestinos de tu bebé.
Recuerda que es normal que un bebé regrese una pequeña cantidad de leche después de alimentarse. Durante los primeros tres meses de vida, esta condición puede presentarse en hasta el 50% de los bebés. La mayoría de ellos superará esta situación antes de cumplir un año.
En la gran mayoría de los casos, las regurgitaciones son benignas. Así que, no te preocupes, pero sí armate de paciencia y espera a que tu bebé empiece a comer sólidos.
Si sigues estos consejos y mantienes al bebé en una posición vertical, podrás ayudar a evitar la regurgitación y mejorar su bienestar.
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