Papel del padre
Los padres tienen un papel que va más allá de la simple encarnación de la autoridad. Sobre todo en la actualidad, cuando se les exige ser más cariñosos y estar presentes en el día a día de sus hijos. Cada padre tiene que encontrar la función que le corresponde en la estructura familiar para vivir de la mejor forma su paternidad.
La figura paterna ha evolucionado mucho...
Hasta finales del siglo XX en Occidente, el padre encarnaba la autoridad. Su papel tenía una importancia crucial en la socialización de los hijos. En ese esquema tradicional, la presencia afectiva y la responsabilidad de las cuestiones cotidianas recaían en la madre. Sin embargo, desde que las mujeres trabajan fuera de casa, ese modelo ha perdido vigencia.
El papel de los padres ha ido cambiando. En la actualidad suelen ser más cariñosos con sus hijos y se atreven a expresar sus sentimientos. Aun así, siguen representando la autoridad, un valor importante para el niño. Además, ofrecen una alternativa a la relación entre la madre y los hijos, una función clave para el bienestar de toda la familia.
Un puente entre la familia y la sociedad
A riesgo de caer en la caricatura, podemos decir que los padres actuales estimulan a sus hijos en un aspecto en el que las madres son más conservadoras: animar al niño a descubrir el mundo exterior, potenciar sus ganas de explorar su entorno. Así, al jugar con su bebé, los padres no dudan en romper las reglas, en mezclar diferentes juegos... Cosa que a los pequeños... ¡les encanta!
El padre representa el puente entre la afirmación de sí mismo dentro de la familia y la integración a la vida en sociedad.
¡Todavía queda mucho camino por delante!
Aunque algunos padres se implican mucho en las tareas domésticas y el cuidado de los hijos, las cifras ponen de manifiesto un importante desequilibrio entre las horas que mamás y papás dedican a sus hijos.
Los estudios revelan también que son las madres las que se encargan normalmente de los deberes y de las actividades relacionadas con el colegio. Sin embargo, la implicación del padre es muy positiva para el desarrollo del niño. La clave es repartirse el trabajo. Por ejemplo: los deberes de matemáticas con papá, los de idiomas con mamá; o los deberes para mamá y las relaciones con los profesores para papá...
Una repartición de las tareas y las responsabilidades es importante para la pareja, puesto que se trata de actos repetitivos que contribuyen a dar seguridad y tranquilidad a los pequeños. Por eso, es vital que el padre participe plenamente en ellas. Además, así "alivia" el día a día de la madre y una mamá más relajada, significa también un niño más tranquilo.