Para alcanzar veinticinco centímetros y triplicar su peso al nacer en solo doce meses, el bebé necesita mucha energía a lo largo de su primer año de vida. Esta curva de crecimiento reduce su velocidad cuando el niño empieza a caminar. El bebé regordete y mofletudo deja paso generalmente a un niño más esbelto. Esta pérdida de corpulencia proseguirá hasta los seis o siete años, periodo de un nuevo "rebote" en el que la adquisición de peso será más importante que el aumento de la altura.
¿Supone esto un problema? En ciertos niños, ese rebote se produce desde los tres años de edad, lo cual es un posible indicio de obesidad infantil. Sin embargo, este riesgo se puede eliminar fácilmente mediante una educación temprana sobre los principios de una vida sana y equilibrada.
Causas principales del sobrepeso y la obesidad
La obesidad en los niños ha sido objeto de numerosos estudios debido a las proporciones del fenómeno. Las causas son múltiples:
Una alimentación desequilibrada
Comer entre comidas
Falta de actividad física en beneficio de la televisión, los videojuegos y la informática
Predisposiciones genéticas y disfunciones endocrinas o metabólicas (1% de los casos)
Más allá de los problemas físicos que implica la obesidad, no hay que olvidar la huella psicológica que deja. Tu hijo puede tener dificultades para asumir su gordura y puede vivir acomplejado. ¡Y todos sabemos que los pequeños compañeros de clase son los primeros que se ríen! Por suerte, no hay nada irremediable y siempre se puede actuar desde el momento en que el médico diagnostica una tendencia a la obesidad infantil.
Signos que pueden alertar
¿Tu hijo está regordete? "Viene de familia, es normal", escuchamos a menudo. Puede que sea el caso, pero puede que no. Hay indicios que podrían ponernos sobre la pista de una posible obesidad infantil. Mantén los ojos abiertos, pero no te vuelvas loca.
- La curva de peso del niño se dispara y supera dos/tres curvas oficiales indicadas en la cartilla sanitaria
- El resultado del índice de masa corporal (IMC = peso/altura²) supera 19 entre los tres y los seis o siete años
- El "rebote" (etapa en la que adquirimos más peso que altura) se produce precozmente hacia los tres años en lugar de a los seis o siete años
- El bebé presenta unas curvas excesivas después de los tres años.
En todos los casos, un seguimiento médico regular por parte del pediatra te permitirá supervisar cualquier indicio que anuncie un futuro sobrepeso.
Buenos hábitos para toda la vida
Varios estudios clínicos muestran que cuanto antes se inicie la prevención contra el sobrepeso (antes de los dos años), resulta más eficaz. ¿Qué hacer para que el bebé se convierta en un verdadero gourmet? Adopta, tanto para él como para el resto de la familia, los principios de una alimentación equilibrada y variada. Respeta sobre todo el ritmo de cuatro a cinco comidas diarias, tomadas con tranquilidad y a horarios regulares.
Empieza garantizándole su aporte de calcio, en especial con la leche materna. Luego, apuesta por frutas y verduras, con al menos dos o tres raciones al día. Dale la cantidad de proteínas (carne, pescado, huevos...) que te aconseje el pediatra, para no sobrecargar el organismo del bebé.
Insiste en las féculas (fideos, cereales, arroz...), que aportan energía de larga duración, indispensable para un bebé que está en pleno crecimiento, y evita que se quede con hambre para que no coma entre comidas.
Si tu hijo quiere comer entre comida y comida, no le culpes. No pasa nada por picar algo de vez en cuando, lo malo es hacerlo de forma sistemática. En cuanto a los refrescos y dulces, deben reservarse para ocasiones excepcionales como meriendas con los amigos o reuniones familiares.
Finalmente, aprovecha que tu pequeño tiene mucha energía para sacarlo a pasear y proponerle actividades físicas. Así dormirá mejor al final del día ¡y tus noches serán más tranquilas!