El primer cumpleaños no significa gran cosa para el bebé, aunque con un año y algunos dientes es capaz de comprender la dimensión festiva del evento. Toda la familia se reúne para verle soplar su primera velita y eso lo saca de su cotidianeidad. Además, le encanta convertirse en el centro de la atención. Profundicemos en el significado de este rito en nuestra sociedad y recordemos los principales ingredientes para que la fiesta sea un éxito.
Diferentes formas de festejarlo
En muchos países, el primer cumpleaños es un ritual cuyas reglas se transmiten de generación en generación. En China o en Vietnam, por ejemplo, el bebé debe pasar la prueba de la apropiación. Se colocan varios objetos a su alrededor: un libro, un lápiz, tijeras, una manzana, un pan y una pelota, entre otros. Si coge un libro o un lápiz, será un intelectual. Si coge la regla o las tijeras, será sastre. A continuación, la fiesta prosigue con un gran banquete para los invitados.
En Japón el niño debe levantar un paquete de 3 kg de pastelitos redondos de arroz denominados mochi, que simbolizan la longevidad. Esa prueba no dura mucho porque en seguida el bebé manifiesta su descontento. En Rumania se le corta una mecha de pelo al bebé para guardarla.
En nuestros países, el primer cumpleaños se celebra con una gran reunión familiar. Si aún no se ha bautizado al bebé, el primer cumpleaños es la primera ocasión para reunir a toda la familia alrededor de su nuevo integrante.
El primer cumpleaños, un rito familiar
Aunque el bebé no entiende exactamente el significado de esta celebración, ya que aún no tiene noción del tiempo, percibe el ambiente de festejo. Es fundamental para la construcción de su identidad familiar, se da cuenta de que forma parte de una familia.
El primer cumpleaños también es una manera de entrar en el mundo de los mayores. A partir de ese momento su edad ya no se cuenta en meses sino en años.
Más adelante, será él mismo quien elegirá a quién quiere invitar a su cumpleaños. Es una manera de afirmarse en relación con los demás y de forjar su identidad social.
Cómo preparar la fiesta
Para que sea un éxito, el cumpleaños tiene que ser una verdadera fiesta. Te recomendamos que montes una mesa lúdica y con muchos colores. A los pequeños les encantan las decoraciones con globos, guirnaldas y objetos de cotillón. Puedes optar también por una decoración temática: hadas, animales o payasos. ¡Y que no falte la música!
La torta también debe ser especial. No solo debe ser buena sino también bonita. Si la preparas tú misma, utiliza moldes simpáticos, por ejemplo, con forma de animales y adórnala con gracia.
No olvides las velas, o más bien la vela. Puede que el bebé aún no pueda soplarla. Opta, entonces, por velas graciosas que suenen o que no se apaguen.
Evidentemente, los regalos también forman parte de la fiesta. No hace falta que sean demasiados, porque el bebé podría quedar abrumado con tanta novedad. Y, a menudo, lo que prefiere es.... ¡el embalaje!