En la gran mayoría de casos, las regurgitaciones son benignas. No te preocupes. Ármate de paciencia y espera a que empiece a comer sólidos. Intenta mantener al bebé en una posición vertical para evitar la regurgitación.
Cómo distinguir entre regurgitación y reflujo
La regurgitación es el rechazo indoloro de la leche después de una toma. Se presenta como una subida del contenido gástrico hacia el esófago, sin consecuencias para el crecimiento del bebé. Puede ser causada por haber tomado demasiada leche o por inmadurez de su aparato digestivo, la válvula situada en la entrada del estómago todavía no funciona muy bien.
Si tu pequeño vomita la leche, en cualquier momento del día o de la noche, se trata de un caso de reflujo gastroesofágico, inconveniente que suele ser provocado por inflamación de la mucosa, acidez estomacal o alergia a las proteínas de la leche de vaca. A diferencia de la regurgitación, el reflujo causa dolor al bebé.
¿Qué hacer?
Ten en cuenta los siguientes consejos, si el bebé regurgita muy a menudo:
- Es necesario consultar con el pediatra
- No es el momento de hacerle volar como un avión
- Un eructo le vendría muy bien, así que intenta sacarle el chanchito después de tomar la leche
- Si quieres, puedes acostarle con la cabeza ligeramente levantada, para eso pon una toalla doblada debajo de su cabeza
- No olvides que el pañal muy apretado puede comprimirle el abdomen
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