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Programa de Nutrición
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10 hábitos saludables para continuar a partir de ahora

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El programa de los 1000 primeros días ya casi ha terminado, pero eso no quiere decir que todo lo que has aprendido hasta ahora deje de aplicarse. Desde la alimentación consciente hasta las rutinas para dormir, te enseñamos 10 hábitos saludables que mantener a partir de ahora.

8 minutos leer Oct. 18, 2020

Algunos de estos hábitos comenzaron cuando tu pequeño era un recién nacido (como pasar un rato boca abajo y las frecuentes tomas nocturnas) y puede que ahora no formen parte de tu rutina diaria. Otros hábitos pueden requerir cierta práctica con tu pequeño de 18 a 24 meses. Y si estás pensando en otro bebé, o ya esperándolo, todos estos hábitos saludables pueden servirte como recordatorio.  

 

Mamá dándole pecho al bebé

           

  1. Dar el pecho a tu bebé

Lo que has aprendido: La leche materna es el primer superalimento de tu bebé. Es una nutrición completa que cambia para adaptarse a su crecimiento y desarrollo, proporcionando toda la energía y los nutrientes necesarios durante sus primeros seis meses de vida. Según la Organización Mundial de la Salud, la lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses de vida es la mejor manera de alimentar a tu bebé, y debe continuar, junto con los alimentos complementarios, hasta los dos años de edad o más.

Sigue así: Además de ser un momento en el que se establece un vínculo especial entre tú y tu pequeño, la lactancia materna continua promueve un crecimiento saludable. Protege contra enfermedades infantiles comunes y puede aportar beneficios para la salud a largo plazo, como la reducción del riesgo de que tu pequeño tenga sobrepeso cuando crezca No hay razón para dejar de dar el pecho si sigue funcionando para ambos: continúa aprovechando los beneficios mientras puedas.

 

Bebé sonriendo acostado en la cama boca abajo

 

  1. Convertir la actividad física en parte de su rutina diaria 

Lo que has aprendido: ¡Enseñar a tu bebé a ser físicamente activo empieza poco después de su nacimiento! Comienza con unos pocos minutos "boca abajo" —cuando está acostado sobre su barriguita y levanta la cabeza— e incrementa el tiempo hasta un total de una hora al día (dividida en pequeños intervalos) para cuando tenga dos meses. Algunos países tienen directrices sobre la cantidad de actividad que deben realizar los bebés y los niños pequeños. A los seis meses, recomiendan al menos 90 minutos de actividad diaria, y puede incluir juegos mientras está sentado para fortalecer los músculos del torso, como palmaditas, o ejercicios que trabajen los músculos de las piernas, como sentarlo a jugar sobre tus rodillas. Entre las edades de uno y dos años, el tiempo aumenta hasta tres horas al día. Esto debe incluir juegos estructurados, dirigidos por un adulto, y juegos no estructurados, cuando tu pequeño pueda jugar sin supervisión.

Sigue así: Animar a tu pequeño a realizar actividad física todos los días le ayuda a desarrollar su fuerza y su motricidad, así como a iniciar hábitos saludables que pueden durar toda la vida.

 

Bebé despertando

 

  1. Ayuda a tu pequeño a dormir lo suficiente

Lo que has aprendido: Los despertares nocturnos son normales para los recién nacidos, ya que tienen barriguitas pequeñas y necesitan alimentarse con frecuencia. Las pautas para los recién nacidos recomiendan un total de 14-17 horas de sueño (incluyendo siestas) cada día. A los tres meses de edad, muchos bebés podrían pasar durmiendo cinco horas cada vez. Para los niños de 4 a 11 meses, se recomienda un total de 12-15 horas de sueño al día. A los seis meses, algunos bebés ya pueden dormir toda la noche. Acostarlo cuando esté somnoliento pero aún despierto le permite aprender a dormirse cuando es un bebé.

Sigue así: El sueño adecuado es necesario para un crecimiento y desarrollo saludables. Las pautas recomiendan que los pequeños de entre uno y dos años de edad duerman un total de 11-14 horas cada día. Fomentar "buenos hábitos de sueño", como acostarse temprano y de forma regular, y una rutina constante a la hora de acostarse —por ejemplo, bañarse, ponerse el pijama, lavarse los dientes y la hora del cuento— cuando es un niño pequeño, puede conducir a mejores hábitos de sueño a lo largo de la infancia.

 

Bebé comiendo papilla

  1. Introducir los alimentos adecuados en el momento adecuado

Lo que has aprendido: Sobre los seis meses, tu bebé necesitará algunos nutrientes adicionales, además de los que proporciona la leche materna. Dale a probar diferentes frutas y verduras durante las primeras semanas que empieces a introducir alimentos sólidos, y texturas grumosas antes de los nueve o diez meses. Así será más probable que le gusten en el futuro.

Sigue así: Servir una variedad de alimentos nutritivos, sabores y texturas puede ayudar a moldear los gustos de tu pequeño cuando sea mayor. A medida que empiece a consumir los mismos alimentos que tú, se abre una puerta para que toda la familia disfrute de una alimentación saludable.

 

Lavando una manzana

 

  1. Preparar la comida de forma segura

Lo que has aprendido: Tu bebé tiene un sistema inmunitario menos desarrollado que el tuyo, por lo que es más probable que se vea afectado por productos químicos y bacterias. Por eso es importante prestar especial atención al preparar, almacenar y calentar la comida para tu pequeño. Cuando vayas a hacer la compra, lee la lista de ingredientes para asegurarte de que los alimentos son adecuados para la edad de tu bebé y recuerda comprobar la fecha de caducidad.

Sigue así: Seguir las normas básicas de higiene, como lavarse las manos antes de preparar la comida y después de tocar la carne cruda, será un buen ejemplo para tu pequeño cuando crezca y ayudará a proteger a toda la familia de las enfermedades. No dejes de leer las etiquetas de los alimentos para asegurarte de que sean lo más nutritivos posible.  

 

Bebé tomando agua

 

  1. No olvides el agua

Lo que has aprendido: Cuando tu bebé cumpla de seis a ocho meses, puedes empezar a introducir un vaso. Ofrécele un vaso pequeño de agua en las comidas y meriendas para ayudarle a aprender a beber de un vaso. No olvides ofrecerle agua refrescante durante las sesiones de juego y después de ellas a medida que tu pequeño se vuelva más activo.

Sigue así: Evita que tu peque consuma bebidas azucaradas; estas aumentan el riesgo de sufrir caries y de que tenga sobrepeso cuando sea mayor. Aprender a que le guste el agua ahora puede hacer que se incline más a preferirla como bebida en el futuro. Sé un buen modelo y bebe agua en cada comida y probablemente tu pequeño hará lo mismo.

 

Bebé chupandose el dedo

 

  1. Fomentar los snacks saludables

Lo que has aprendido: La barriguita de tu bebé es pequeña, así que necesita comer más a menudo que tú. Ofrecerle comida con frecuencia es la clave: normalmente tres comidas principales y dos snacks o "mini comidas" al día. A medida que se acerca a los dos años, tres comidas y un snack pueden ser adecuados. No hay lugar en el menú para alimentos con alto contenido calórico y bajo contenido en nutrientes. Cada bocado importa, así que piensa bien en los snacks como elementos esenciales saludables.

Sigue así: Cuando tu pequeño se convierta en un niño de preescolar, es probable que siga siendo muy activo y energético. Continúa tratando las "mini comidas" como una oportunidad para proporcionarle todos los nutrientes que necesita a medida que crece. Recuerda ofrecerle una variedad de alimentos saludables de los cinco grupos —frutas, verduras, proteínas, cereales/granos y lácteos— para lograr una dieta equilibrada. 

 

Bebé comiendo frutas

 

  1. Practicar la alimentación consciente

Lo que has aprendido: La alimentación consciente incluye cómo se ofrece la comida y qué se ofrece. Esto significa ofrecer una variedad de alimentos saludables en las comidas y snacks, y dejar que el bebé decida qué quiere comer y en qué cantidad. Debes estar atenta a las señales de hambre o de saciedad, como cogerse o girar la cabeza cuando es un bebé y palabras y gestos cuando es un niño pequeño. La hora de comer debe ser una ocasión divertida y sociable para toda la familia, sin presiones ni excesos.

Sigue así: A medida que tu pequeño mejore su comunicación, podrá decirte cuándo ha tenido suficiente o si quiere más comida. Respetar sus señales de hambre y saciedad es esencial para establecer hábitos alimenticios saludables para toda la vida.

 

 

  1. Cuidado con cualquier deficiencia o exceso en la nutrición

Lo que has aprendido: A medida que tu pequeño come más comida y bebe menos leche en comparación con su etapa de bebé, puede perder nutrientes importantes. Cada bocado cuenta, especialmente cuando es pequeño, así que asegúrate de que cada comida que le ofrezcas esté llena de beneficios nutricionales.

Sigue así: Al proporcionarle una dieta saludable y equilibrada a tu pequeño ahora, estás ayudando a sentar las bases de sus futuros hábitos de alimentación. Como mínimo, esto significa ofrecer alimentos de cada uno de los grupos de alimentos, incluyendo frutas y verduras, y alimentos con grasas saludables, hierro y vitamina D, así como alimentos sin sal ni azúcar añadidos.

 

 

  1. Asegúrate de que tu propia dieta sea rica en nutrientes

Lo que has aprendido: En solo cinco días de lactancia, puedes quemar el mismo número de calorías que se necesitan para correr una maratón. Por eso es importante llevar una dieta equilibrada y rica en nutrientes, con unas 400 calorías adicionales de las que normalmente se consumen. Cuando empieces a complementar la alimentación de tu bebé y luego empieces a darle a tu pequeño los alimentos que consume la familia, asegúrate de incluir alimentos de los cinco grupos (frutas, verduras, proteína, cereales/granos y lácteos) en tu propia dieta, y bebe mucha agua. Adquirir el hábito de comer de forma saludable te convertirá en un modelo positivo y animará a tu pequeño a hacer lo mismo.

Sigue así: ¿Estás pensando en tener un segundo hijo? Una dieta rica en nutrientes es igualmente importante durante el embarazo. Además de las vitaminas y minerales fundamentales que obtienes de los alimentos, puede que quieras tomar un suplemento que te proporcione 400 mcg de ácido fólico. Esto ayuda a reducir el riesgo de defectos de nacimiento graves y es necesario al principio del embarazo, antes de que sepas que has concebido.

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